If the sky that we look upon should tumble and fallOr the mountain should crumble to the seaI won't cry, I won't cry, no, I won't shed a tearJust as long as you stand, stand by me
Un par de hermanas de 6 y 10
años, respectivamente, se encuentran en la misma primaria; la más pequeña va
atrasada con su velocidad de lectura respecto a sus compañeros, aunque no es la
única, pues hay otros 21 niños en la misma condición que deben quedarse dos horas
después de la salida. La de diez espera a su hermana como todos los días,
afuera del salón de clases cuando el profesor a decirles que los niños deben estar hasta
las tres de la tarde para regularizarse. Toma su mochila y comienza a tomar el
rumbo a la puerta de la escuela; voltea y ve a su hermanita con ojos llorosos
porque ésta va de salida. La mayor decide quedarse, muy a su pesar y haciendo
muecas ya que le había dicho a otra compañera que jugarían al terminar las clases. La
niña pequeña se reconforta de ver a su hermana en el árbol cercano a las
canchas y pone especial atención al maestro para poder aprender a leer más
rápido.
Afuera, la
mayor está aburrida y molesta, ella no tendría por qué quedarse sólo por un
berrinche de su hermana, sin embargo lo hace. Dan las tres
de la tarde y dejan salir a la niña pequeña; la más grande está hastiada de no
tener nada más qué hacer pues incluso terminó su tarea debajo de aquel árbol en
el que estuvo dos horas. La primera sale corriendo y la abraza; la otra se pone
renuente y se hace a un lado pero termina cediendo. Se tropieza una y la otra
empieza a carcajearse. Se han olvidado de la espera.
- Mira lo que
te hice, no lo leas en frente de mí porque me da vergüenza:
“Gracias por
esperarme, te quiero mucho”.
Dibuja una sonrisa en su cara y despeina a su hermana guardando la nota en su lapicera, vuelven a casa y se pone a repasar el alfabeto con ella.
No volvió a quedarse hasta tarde, la más pequeña ya sabe leer.