26.11.12

¿Algún problema?


Su problema es que trae con él una tristeza que no es suya.

Le pareció tan fácil vivir como un ladroncillo cualquiera cuando era joven que terminó robándole un sentimiento vacío a alguien más desgraciado que él.

Siempre camina viendo al suelo, no porque quiera; nadie nos dimos cuenta cuando pasó de ser un hombre encorvado a una figura escuadra. Entre su cintura, cabeza y piso debe haber 90° más o menos. 

Él vive como un ángulo recto.

Nadie de los conocidos sabemos su historia, creo que no queremos saberla porque todos la imaginamos trágica y desolada. Así somos los humanos, preferimos ignorar lo que no nos parece agradable. "Si no lo vemos, entonces el problema no existe".

Tiene una voz ronca, ya casi inaudible pero procura saludar a los vecinos de donde se instala. Cuando le compras algún cachibache' o le regalas algún suéter, algo que pueda servirle, te da una bendición que aunque no es entendible, agradeces.

Es como el personaje del vagabundo de cualquier novela. Es un señor cliché a sus ochenta años. Es más de lo que muchos que no tenemos ni treinta y cinco hemos sido. Pero eso tampoco es problema de nadie, ni de él siquiera porque nadie, al menos de los conocidos cercanos, sabe nada de él.

Su problema no es que haya vivido tanto; ni que le duelan las rodillas o la espalda; tampoco que sus manos casi artríticas no le dejen sostener el palo de madera que usa como bastón para no derrumbarse cada cuatro pasos.

Su problema es que no es su problema y todavía no se da cuenta.

Su problema es que carga con la conciencia de otro que, lo más probable, tiene más peso que la de él mismo.

¿Cuántos años llevará cargando un morral que no es suyo? 

Yo lo veo desde la acera de en frente haciendo como que hablo por teléfono o que tomo una foto a la esquina de la casa vieja que está a sus espaldas. Otras veces me siento detrás de él para no tener qué despistar nada.

Mi problema es que cuando lo veo pasar es como si su figura tuviera un imán con mis ojos y no puedo quitarle la vista. Con su saco gris o negro deslavado, quién sabe qué color sea, un pantalón café a lo que mi madre le llamaría de "brincacharcos" porque debe faltarle una cuarta para que quede a su medida, una gorra azul y la barba que parece ni crecerle ni serle cortada, justo como con la que lo conocí.

Y podría quedarme por horas inventándole una vida, pensando en cómo era cuando fue joven, cómo era su mirada antes de que su iris fuera color viejo. De ese color del que se vuelven los ojos de los abuelos. Color cansado, aburrido, color triste.

Me gusta imaginar que fue feliz, como sea, a su modo. Me gusta imaginar que a pesar de sus carencias y falta de compañía, ahora lo es. Lo pienso llegando al cuarto donde duerme, no sin antes pasar a comprar un pan, calentar canela en su vaso de peltre azul con chispas blancas y sopear la su pan de vainilla en ella. Me gusta creer que enciende el radio que siempre trae consigo, dicen que es lo único que no está en venta; y después se recuesta hasta quedarse dormido.

Entonces despierta y sale temprano a vender los cacharros que carga o que va encontrando en la calle, mentalizado a que tontos, ociosos, infelices o simples ignorantes como yo, se sentarán tras él creyendo que no se da cuenta, para imaginar cómo fue su vida hace cincuenta años.

Me gusta imaginarlo diciendo:

¡Pendejos, cansen su imaginación, ese no es mi problema!

One of these days i'm gonna colour his life with the chaos of trouble.

25.11.12

El Nido de Brujas.

Esto fue lo que pasó en el lapsus pequeñito de misantropía de hace pocos días. 

Leí mucho, escribí más, escuché varios discos que tenía pendientes y me dispersé de todo lo que me estaba bloqueando las ideas. 

Son muchas páginas para poder escribirlas en una entrada de blogger y sé que puede ser pesado pretender leerlo todo. 

Si les interesa, aquí está el link:

http://es.scribd.com/doc/114399275/El-Nido-de-Brujas







"Nunca se queden cuando sientan que necesitan correr".

24.11.12

And the worms ate into his brain.


"Hey you! would you help me to carry the stone...
Open your heart, I'm coming home" 


"El orgullo engendra al tirano. El orgullo, cuando inútilmente ha llegado a acumular imprudencias y excesos, remontándose sobre el más alto pináculo, se precipita en un abismo de males, del que no hay posibilidad de salir."



Al contrario de la frase mencionada, no tiene aspiraciones a ser tirana, ni siquiera físicamente podría lograrlo, su presentación "petit" no provoca mucho miedo, respeto tal vez pero eso no es hasta que van conociéndola. Es de las partidarias de aspirar a ganarse el respeto. También sabe que fue engendrada de tal manera que aunque no se jacta de ser una Afrodita, sabe lo que tiene, sabe que lo tiene y si tuviera idea, sabría como obtenerlo.

"I don't know what i want but i know how to get it"

No sabe lo que quiere pero siempre ha sabido lo que no, sabe que con una mirada puede hacer muchas cosas, sabe que con su voz, aunque de niña, puede lograr más, sabe que con sus letras también, sabe que no debe ver fijamente a los ojos porque, según todos, no debe mirar a nadie directamente en estos días, "ya no se sabe Sandra"; Sandra sí sabe, ellos no, no saben que su miedo a lo físico está en decadencia, que después de amedrentaciones, paranoias y su fuga de salud mental, no saben que ha tocado fondo. Hubo un momento de confusión en donde no podía identificar si era el cielo o el infierno donde estaba. Según la perspectiva, sabe mucho e ignora más. La ignorancia no es mala cuando se está consciente de ella, simplemente es eso, ignorancia que con un poco de tiempo y de las herramientas necesarias es desechable. 

La estupidez es lo difícil de tirar, también se le da con frecuencia pero todavía no está en edad de aceptarlo, además alguien le enseño a fingir que "digas lo que digas, hazlo de frente y sin titubear de tal manera que tú misma te convenzas de que tienes razón", buen comienzo para un mitómano, decir tantas veces una mentira que al final crees que es verdad.

Hay quien dice que es insensible. Ella sólo argumenta que debe pensar siempre con la cabeza fría, ser irracional, objetiva y nunca partidaria de nada que no la convenza.

Ella; Escribiendo en tercera persona porque le es difícil hablar de sí misma. Es una especie de problema que no le permite aceptar sus errores, todavía. 

Entonces en tres segundos empieza el ente que no la deja en paz desde hace casi doce años. Ella le llama conciencia, muchas espejo y otra proyector de escenarios. En algunos casos son sueños, sueños negros, pesadillas no es una palabra que fonéticamente le plazca y prefiere llamarlos así, mismos que alcanza cuando se encuentra en otro plano que no es el de la gente consciente. Quisiera dedicarle su vida a la música y a las letras, a admirar la fotografía y los cuadros de Remedios Varo durante horas para inventar qué pudo haber pensado mientras lo hacía pero sabe que por eso no recibirá dinero, dinero que tanto cuesta pero para ella poco vale. Tristemente el mundo gira alrededor de él y sabe que sin este, ella no será nadie. Por muchos títulos universitarios que tenga, por mucha experiencia en tratar con gente importante, por mucho lo que sea, el dinero está poniendo un pie sobre mi cabeza y se ríe cuando ve que me lastima. 

Estamos en la época que vales lo que tienes, el ser humano se ha deshumanizado y ahora vas por la calle con un número de cuenta de banco en la frente, otro de su CLABE en la nuca y si así seguimos pronto tendremos tatuados en las muñecas a qué compañía pertenecemos y chuscamente seremos otro objeto más de Logorama. La inocencia ya no tiene cabida, los niños juegan con artefactos electrónicos, se aislan y dejan de convivir. Pero bueno, no sería Sandra la que escribiera si no huyera por la tangente ¡Qué bueno que la tierra es redonda!

Según Sócrates acumular imprudencias y excesos sobre la cúspide de un pináculo te lleva a un abismo del que no podrás salir. ¿Podría ser la excepción a la regla? ¿Podría contradecir a un pensador de tal importancia? ¿Se considera pedantería decir que su vida está llena de imprudencias y excesos desde hace 12 años pero todavía no acepta que está en el abismo? ¿O cuánto tiempo falta para que el vértigo me emocione y me atreva a saltar?

Estoy cansada pero tengo sed.

Un brindis por el mundo alterno, que no sé el de ustedes, pero el mío si existe. Sandra es estable, sana, ordinaria y no aspira a vivir de cosas que sabe no le resultarían, está bien con sus 3 hijos a los 37 o 39 años, un esposo con un buen trabajo, no lo ama pero le permite vivir bien, una casa bonita, ambos esclavos de lo que la mayoría, cotizar en instituciones para que en su vejez vivan dignamente tranquilos.

¡Salud también por los pensamientos muertos! Por los que se van al limbo, los que los meditas una vez pero como tienes casi 15 años bebiendo es normal que tu memoria falle. Tiene el poder de provocarse males pero como dije, su suerte es demasiada, tiene simpatía hasta con la muerte, con las enfermedades, sabe que del suelo no pasa. Sabe que no necesita a nadie, sabe que el verbo "necesitar" le resulta bastante mediocre pero aún así lo requiere, sin referirse a las cosas melosas a las que aluden los enamorados "es que lo necesito"; ¡No, recontramame, señor! Usted necesita agua para no morir de sed, comida para no morir de hambre, aire para respirar y sangre para bombear ese corazón que, malamente, los poetas y mercadólogos le han vendido una idea errónea, necesita dormir para descansar, ni siquiera necesita sexo, lo anterior en verdad son necesidades, todo lo demás es pura plusvalía que aún sin ella el mundo sigue su curso. 


Dejar de lamerse las heridas para que hagan costra y puedan ser raspadas otra vez. Porque a golpe duro se aprende que si no tienes orgullo, sin rebasar lo permisible, el mundo te aplasta, y goza de ello, vive de tu miedo y se alimenta de tus nervios, luego dicen conocernos pero no tienen idea de lo que saben. De ella, la niña, la marica que escribe en tercera persona y algún día será protagonista de su propio libro. Cuando muera. 

Al menos creo que dejaremos, ella y yo, un bonito legado, uno fiel a lo que creemos y que al menos en vida tratamos de seguir según nuestros valores. Ella y yo, ya no me referiré sólo a ella, al final de cuentas somos la misma. Hace poco cambié de canción y no pienso volver atrás. Sé, sabe, sabemos, sabemos mucho y tanto que sabemos callar cuando así debe ser. Aquí el que no sabe ser discreto tiene una muerte con su guadaña justo al lado. Sólo así nos tapan la boca. Por ello preferimos hacernos las tontas.

"Pasa como estúpida, así nadie se cuidará de ti".

Al final de cuentas sabes que, por cualquier cosa que hagas ahí estaré yo para abrazarte y decir que todo estará bien, que todo se pasa y que todo pasa por algo, que la casualidad no existe, ni las coincidencias y que todo se lo debemos a la causalidad, somos gemelas sólo que tu no naciste y tristemente, eres la más inteligente, eres el cerebro, sin ti nada se concreta.

Yo sigo esperando que lances tu manojo de globos rojos y amarillos al viento. Quizá esta vez los ángeles si lean algún deseo de los que escribiste, mientras tanto, sigue jugando pequeña, yo desde acá te cuido, mi niña que se resiste a crecer, eres mía, la mejor de mis amigas y la única que estará conmigo siempre, tan fuerte que ni la muerte nos puede separar, recuerda que si te vas tú, la que no figuras, yo la del plano físico, me voy contigo. En efecto, nunca imaginé ser codependiente de un ser imaginario.

Te quiero, te quiero tanto que la gente no entiende y todo lo ha confundido con pedantería, arrogancia, altanería o petulancia, recuerda que somos dos y el autoestima se duplica. Ellos no lo entienden, les falta el autoestima que tu y yo les robamos, no tienen idea de por lo que has pasado, ellos no saben nada, por algo están ahí, ignorando. Sabes que sabes, sabes mucho, sabes de todo un poco, lo que no sabes lo buscas pero eso me gusta de tí, nunca te quedas con la duda, úsalo a tu favor, es cuestión de que logres coordinarte conmigo.

Ícaro, no vueles tan alto, tus alas son muy bellas y por andar jugando sabes que te vas a caer. No lo digo yo, lo dice la historia; Sandra, no vueles tan alto, tus alas las hice yo, a base de muchos golpes y la cera no es tan resistente al calor, también sabes que por estar jugando, en unos días, esas bonitas alas se derretirán y te veré postrada en el suelo desde una toma aérea. Sabes que no me gusta consentir cuando la víctima se lo buscó, ni contigo ni con nadie. Sabes que no soy casa de beneficencia, sabes que si el karma no existe, el efecto boomerang sí y en unos días te voy a estar abrazando cuando estés bañándote, estés caminando en el parque o en posición fetal en nuestra cama. Lo sabes, mi niña, sabes muchas cosas. 

Ícaro y Sandra habrían hecho buena pareja, aunque algunos metros arriba hubiesen caído, posiblemente tomados de la mano, al menos no caerían solos. Es una pena que no hayan existidos al mismo tiempo.

"Aunque el orgullo no es una virtud, es padre de muchas virtudes"
John Churton Collins



Tú lo sabes, yo lo sé, no hay porqué dar explicaciones de nada a nadie. Lo sabemos. Sapiencia, la tenemos, es cuestión de saber utilizarla. El tesoro del saber, como ese que hay en los libros.



Sólo recuerda,"together we stand, divided we fall". 

No me educaron para dejarme caer, a ti tampoco.

Nada más qué decir.


Hasta que pueda ver de frente al día, dice Staind.

18.11.12

Explosiones.


Ella sólo quería dormir y olvidarse por un rato de que estaba viva. Lo necesitaba, lo deseaba pero sobre todo lo merecía.

Bajó a desayunar a las 7:10 de la noche aproximadamente. Un cólico la tuvo tirada en cama toda la tarde. Su único trayecto era caminar de la cama al baño para cuando necesitaba vomitar; cuando no, sólo permanecía como un feto, cobijado, buscando los pedacitos de sol que se iban moviendo conforme el día avanzaba.

Tenía hambre pero quería descansar. No hacer nada cansa la mente, se piensa tanto, en todo y en nada que se agota y se desgasta. Antes de preparar su comida buscó el pastillero de su mamá para tomar algunas píldoras para dormir pues toman de las mismas. Su organismo es muy resistente al medicamento por lo que sus dosis siempre son mayores. Tomó tres pastillas y las tragó antes de probar el primer bocado del día.

Todo iba bien, terminó de comer y subió de nuevo para volver a recostarse mientras escuchaba música. Escuchaba a Ellie Houlding cuando algo raro empezó a sentir pero no hizo mucho caso pues creyó que era parte de los mismos desvelos.

Empieza a sonar Explosions y quedó en repeat, entonces la taquicardia se agudizó pero creyó que era la euforia que la canción le provocaba. Le siguió el sudor y temblor de manos, mareos y comenzó a escuchar la música con eco. Ya no se sentía bien pero.seguía ignorándose hasta que sintió las manos dormidas y optó por preguntarle sobre las pastillas, estaba sola y tuvo que comunicarse por teléfono.

Le dijo lo que había tomado y de dónde, de ahí comenzó la movilización por el error más estúpido de los últimos días; tomó tres pastillas para bajar la presión en lugar de las que comúnmente toma para dormir.

Tuvo que vomitar, otra vez, ponerse miel en las encías, dulces y refresco para compensar la baja de azúcar que la confusión le había causado. Tampoco se le permitió dormir durante varias horas "para que el organismo no se distrajera", dijeron. Hace años que no tenía tanto sueño pero tuvo que mantenerse despierta.

No habían sido buenos días. La encontraban intolerante, hostil, triste, frustrada, con la mirada perdida y los pensamientos lejanos, distraída, siempre con los ojos vidriosos aunque no hubiera llorado.

El regaño no se hizo esperar.

- Lo hiciste, eso querías.
- No, en verdad quería dormir nada más.
- No te creo. Ni te creo que hayas vomitado. Ni que hayas confundido las pastillas.
- Yo sólo quería dormir. Sí quisiera otra cosa no hubiera preguntado nada.
- No te creo.

Sigue sin creerle.

Ella no le tiene miedo a la muerte. La espera desde hace quince años pero sabe que no llegará, por eso vive sabiendo que del suelo no pasa y superando día con día las estupideces, como si se retara a sí misma. Sin embargo, pasaron casi tres horas en las que estuvo pensando en lo que podría pasar; sola, en pijama, oyendo Explosions en un loop que parecía programado, con su mascota al lado nada más.

Quiso empezar a escribir sobre lo que pensaba en ese inter' de casi tres horas pero le pareció irrelevante, aunque más que nada, triste; no pasó la vida por sus ojos, ni personas entrañables, ni recuerdos extrañables, no pensó en vivos ni en muertos, ni en cosas que no hizo o no concluyó. Era como si fuera a morir alguien que ya había muerto desde años atrás y no tuviera nada en qué pensar en esta muerte, nada de qué arrepentirse, a quién perdonar o a quién pedirle perdón, nadie a quién decirle "te quiero" o "te odio". Era un saco sentado a la orilla de la cama esperando una nada.

Seguía sonando la misma canción. Hizo un gesto sonriendo y lo único que dijo fue:

- ¡Qué bueno que eres tú quien está conmigo!

Le acarició la cabeza a su perra, se acostó con los pies colgando, respiró como si fuera la última vez y cerró los ojos para dormir.

Abrieron la puerta de su casa, la perra empezó a ladrar, subieron corriendo para despertarla y lo hizo sin problema. No habían pasado ni 5 minutos.

- ¿Por qué tanto escándalo? Sólo quiero dormir.

Fueron tres horas con la misma canción; quizá ya crearon un vínculo.

Ella, y yo, sólo queremos dormir.

"It's ok to be afraid... But it will never be the same"

Y aquí no hay cuerpos a quién llorar. 
 

16.11.12

De la dependencia y las ganas de no dejar que dependan de ti.


If the sky that we look upon should tumble and fallOr the mountain should crumble to the seaI won't cry, I won't cry, no, I won't shed a tearJust as long as you stand, stand by me


Un par de hermanas de 6 y 10 años, respectivamente, se encuentran en la misma primaria; la más pequeña va atrasada con su velocidad de lectura respecto a sus compañeros, aunque no es la única, pues hay otros 21 niños en la misma condición que deben quedarse dos horas después de la salida. La de diez espera a su hermana como todos los días, afuera del salón de clases cuando el profesor a decirles que los niños deben estar hasta las tres de la tarde para regularizarse. Toma su mochila y comienza a tomar el rumbo a la puerta de la escuela; voltea y ve a su hermanita con ojos llorosos porque ésta va de salida. La mayor decide quedarse, muy a su pesar y haciendo muecas ya que le había dicho a otra compañera que jugarían al terminar las clases. La niña pequeña se reconforta de ver a su hermana en el árbol cercano a las canchas y pone especial atención al maestro para poder aprender a leer más rápido.

Afuera, la mayor está aburrida y molesta, ella no tendría por qué quedarse sólo por un berrinche de su hermana, sin embargo lo hace. Dan las tres de la tarde y dejan salir a la niña pequeña; la más grande está hastiada de no tener nada más qué hacer pues incluso terminó su tarea debajo de aquel árbol en el que estuvo dos horas. La primera sale corriendo y la abraza; la otra se pone renuente y se hace a un lado pero termina cediendo. Se tropieza una y la otra empieza a carcajearse. Se han olvidado de la espera.

- Mira lo que te hice, no lo leas en frente de mí porque me da vergüenza:

“Gracias por esperarme, te quiero mucho”.

Dibuja una sonrisa en su cara y despeina a su hermana guardando la nota en su lapicera, vuelven a casa y se pone a repasar el alfabeto con ella. 

No volvió a quedarse hasta tarde, la más pequeña ya sabe leer.



 Whenever you're in trouble...

15.11.12

Yo nací con un par de alas.


Eran pequeñas para los tres kilos cien gramos que decía la báscula en la sala de parto. Grandes para mí pero, aunque no me molestaban, pesaban y hacían que mi espalda doliera. Tuve alergia a todo, incluso a las plumas; entonces debí aprender a vivir con series de más de treinta estornudos, ardor de garganta y ojos llorosos desde que tengo memoria. No hablaba todavía pero sabía que eran mías, que debía cuidarlas, que no debían romperse, que debía mantenerlas limpias y que si se llenaban de lodo había que asistirme de la lluvia para dejarlas, más o menos, blancas. Uno de pequeño sabe más de lo que los adultos creen. Era algo que sabía sin que ningún mayor me lo hubiese advertido, creo que fue el primer sentido de la responsabilidad que supe mío.

Pasaron los años y seguían ahí. A veces me quejaba de ellas porque no me dejaban ser tan rápida como los demás; recuerdo como alguna vez en un estado de berrinche de niño de 9 años, quise saltar de la cúpula de aquella iglesia donde me preparaban para recibir la Eucaristía. Nadie me preguntó si quería o no ser católica porque yo no sabía que había más opciones. Ese día, confiando en mis alas y en el Dios que me habían inventado, me lancé de aquel lugar al que sólo las palomas llegaban; estaba lloviendo y mis alas no pudieron moverse, fracasé como ángel terrenal y no sé qué fue más triste: si darme cuenta de eso o de que ese Dios no había dejado que mis alas volaran. No me pasó nada; de la cúpula al techo no es más que metro y medio de altura, de cualquier forma fue decepcionante y doloroso. 

Llegué a casa y lo primero que hice fue bañarme para quitarme el hedor a palomas y plumas mojadas. Seguía triste por no haber podido volar como en mis sueños; esos edificios siendo saltados por una chiquilla de nueve años, esos edificios. En la orilla de la ventana del baño estaban las navajas de afeitar de mi papá. Sí, se me hizo fácil pero no lo fue. Comencé a navajear a filo, como si fuera un serrucho, la piel que me unía  cada ala; seguí con la otra. Era tanta la sangre que ahí fue cuando sentí miedo, arrepentimiento y quise pegarlas con un poco de Tafetán que había en la gaveta de primeros auxilios a ver si podían salvarse.

Se fueron. No, las fui, que es diferente. Escupí al cielo sin creer en él, terminé con lo que más me molestaba y, veinte años después, estoy pidiendo me sean devueltas. 

Estoy en esa etapa en la que no sé si quiero volar o dejarme caer en el pantano. No me gusta sentirme asfixiada y quizá sea eso lo que me mantiene esperanzada, sino a recuperarlas, a que alguien me invite a volar sin necesidad de alterar nuestros sentidos.

Necesito saberme arriba.
Aquí abajo todo es denso y no se puede respirar bien, todo sabe terregoso y a veces duele la garganta, casi todo ha perdido el sentido.

Dicen que no debes arrepentirte de nada; yo podría volver el tiempo hace 20 años, hacer rabieta pero no hacerles daño. Pobres alas, ¿qué culpa tienen de caer en espaldas equivocadas? 

A veces, siempre, las extraño...

"Fly me to the moon,
let me play among the stars,
let me see what spring is like on jupiter and mars..."

No vuelve a pasar. Lo juro.

Más importante que llamarse Ernesto, es elegir la banda sonora de tu vida.