31.10.11

El Maestro, El Espíritu y el Señor Noviembre.

Todo es diferente cuando te encuentras en un nivel de conciencia distinto al de los parámetros normales.


Fiesta de disfraces y aún con maquillaje en su rostro, fue por un poco de agua porque la noche había sido en extenso pesada y tenía la boca seca. Entró al baño y al salir se vio en el espejo, tenía el maquillaje todavía, siendo las dos de la mañana, conservaba casi intacto el disfraz felino que decidió utilizar ese día, aún el rimel no se corría, ni sus pestañas postizas habían desistido, sus ojos se veían más claros que otras veces pero no hizo caso, tomando en cuenta que cuando está desvelada lucen casi transparentes. 


Se vio al espejo y no reconocía su reflejo, comenzó a hablar, comenzó a reír, extrañamente esta vez la del espejo no decía nada, simplemente reía, quizá por lo que se proyectaba en el lado contrario, y así se inició una cadena de risas entre la que escribe y la que estaba a través del espejo, la idea de verse maquilladas y de repente no reconocerse les causaba gracia, mucha más porque no habían emitido palabra alguna pero sus muecas lo decían todo. 


Se recostó, cerró los ojos y comenzó a imaginar, alucinar, no sé ya cual sea la diferencia. De repente estaba en una cima platicando con un señor sin rostro, era voz de hombre, algunos 70 años, quien le hablaba de cosas que sólo ella sabía, en un momento creyó que había encontrado a su "maestro", el clima era cálido pero venteaba ligeramente, su cabello suelto no daba mucho espacio para reconocer la vestimenta, abrió/cerró los ojos y ya no era él, se había ido el "maestro" y en su lugar, sobre una piedra raramente plana, estaba sentada ella misma, la del espejo, con el mismo disfraz pero en la posición de aquel señor que la dejó hablando sola, en ese momento "la sustituta" retomó el tema que había dejado inconcluso el hombre ya mencionado, como si se hubiera poseído o mutado un cuerpo en otro. 


Las preguntas eran las mismas, las respuestas eran lo mismo.


Todo estará bien.
Son cosas que están en tu camino de vida.
Son hechos que deben de pasar para que llegues a donde debas estar.
Al final, todo se acomoda y terminas ni lejos, ni cerca, sino en el tiempo y en el espacio indicados. 
Todo se pasa, nada es para siempre, ni esto siquiera, todo tiene fecha de caducidad.


No eran más que las frases en las que se ha regido durante estos últimos diez años. 


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Abrió los ojos y no habían pasado ni 10 minutos, no sé si aplicaría los estándares del Señor Hora o los de Inception, pero en su mente, fácilmente fueron más de 60 minutos, y en efecto, mientras cerró los ojos, descansó como si hubiera estado en trance todo ese tiempo, quizá por ello sigue despierta. Al poco tiempo cayó rendida después de una noche memorablemente agotadora.


Tuvo 3 sueños, pero sólo uno es digno de recordarse. Un señor llamado "Noviembre" la visitaba, en esa misma cima donde había imaginado estar, en esa misma piedra casi plana donde después le tocó estar sentada a "su otro yo", ya tenía rostro y sólo ella podría identificarlo, de la nada salía una música que en el sueño no podía recordar, pero el señor Noviembre le dijo justo las mismas palabras que había tenido en el imagine' arriba descrito. Dicen que era su espíritu, dicen que Noviembre será un buen mes, dicen que todo se arreglará, dicen muchas cosas, quiero confiar, como siempre, en que nadie sabemos nada. Tal vez se predispuso, tal vez no, tal vez está buscando señales, tal vez sólo las inventa, tal vez busca asirse de lo que sea con tal de encontrar tranquilidad. Hay tantos talveces' que no podrían expresarse en llanas letras. 


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Con la cabeza al borde de la explosión, porque suele pasarle eso cuando forza su memoria, después de despertar comenzó a tararear "Desert Flags" de Your Hand in mine, era esa la canción que sonó cuando interactuaba con el señor Noviembre. 


La vida está llena de talveces' y quizás', sin miedo, ¿qué es lo más grave que podría pasar por arriesgar algo? 


"The rest, it's your choice......"



No encontré la canción en Grooveshark para que la pudieran escuchar, pero si gustan, en youtube está el sonido.


http://www.youtube.com/watch?v=BwbpX3Ep8Cs 

25.10.11

Cabeceando junto al fuego.


Te contaré una historia.

Imagínate una pradera color amarillo dorado, es octubre y los trigales ya no son verdes, el sol ya no quema por lo que es necesario incendiar intencionalmente los pastizales para eliminar la maleza, a lejos, no tanto, algunos 500 metros se observa una choza de aproximadamente 10x10 metros, no era tan pequeña aunque tampoco tan grande, bastaba con un cuarto y el resto que fungía como estancia, comedor, cocina y una pequeña chimenea que se encendía todas las noches para aminorar el frío, el clima era ambiguo, de día no podías estar sin sombrero alguno que te cubriera de las inclemencias del sol, de noche no podías pasar sin un gabán y el fogón encendido o amanecías con la sangre congelada, una jarra de peltre con canela y pan hecho por ellos mismos en el horno que estaba a un lado de la cabaña, un horno de adobe que se utilizaba todos los días para hacer el pan de la merienda, a unos metros más, medida permisible, se encontraba una letrina, contigua de un corral donde había una vaca llamada Úrsula y un buey cuyo nombre era Justo, 4 gallinas y un gallo, esos no tenían nombre, tenía una cerca color madera porque no había pintura blanca para decorarla como es acostumbrado, en la contraparte de donde se encontraba el corral estaba la bodega donde se guardaba la pastura y las herramientas de Don Julián, esposo de Doña Mercedes, podrían ser casi autosuficientes de no ser por cosas que en verdad necesitaba y entonces debían ir al pueblo en su Dodge 74 que apenas funcionaba, no necesitaban más, hijos tuvieron dos, uno falleció a los 2 meses de nacido por una pulmonía y el otro había desaparecido tras una discusión con su padre, habían pasado 18 años de eso, por ello se resignaron y prefirieron no guardar esperanza.

En las mañanas Doña Mercedes le hacía todo un ritual a Úrsula para que diera la mejor leche de su vida, eso lo hacía diario, por lo que parecía que cada día el sabor lácteo superaba al anterior, mientras tanto Don Julián se dedicaba a cosechar o sembrar según fuera la temporada. Era una vida tranquila, tan tranquila que a veces se quedaban dormidos bajo un álamo que tenía más de 50 años en su propiedad, Don Julián solía tocar su guitarra y hacer canciones nuevas, al día siguiente las olvidaba pero su señora quedaba maravillada porque su hombre se reinventaba musicalmente cada día, no había influencias musicales porque ni la luz podía llegar hacia donde estaban, el agua era tomada del arroyo que aún no había sido alcanzado por los residuos contaminantes de las grandes compañías que distaban unos 200 kilómetros de la granja. 

Podría ser la vida perfecta para quien no busca otra cosa, para otros quizá la más aburrida, para ellos, era la vida que conocían y no aspiraban a más. 

Había días en que se dormían afuera de su casa, podría bien parecer un paisaje de Van Gogh pero era su escenario de ya hace casi 47 años, las estrellas parecían brillar de manera que intentaban formar un acorde, pero Julián era autodidacta, ni siquiera habría escuchado ese término, la luna de Octubre les sonreía, el cuarto menguante estaba de su lado, sin conocimiento de un Cheshire alguno, sólo los grillos se sincronizaban para armar la melodía nocturna, de repente las estrellas bajaban a hacerles compañía, en realidad no eran estrellas, eran luciérnagas que se manifestaban todas las noches, no decían nada, tenían silencios que sólo ellos sabían interpretar, a veces eso dice más que cualquier cosa.

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¿Alguna vez escucharon una canción sin letra y los transportó a escenarios que no creyeron imaginar más que en una película de los años 70's?

Pues eso exactamente sucedió al momento de escuchar I'll tell you a Story de "Nodding by the fire" con su reciente material "At home in the Wilderness", mucho más fácil de imaginar si vienes de un trayecto en autobús de poco más de 8 horas, donde son las 4 de la mañana, mientras todos tus compañeros están dormidos y tú, más despierto que nunca, viendo coches pasar, árboles, postes de luz, animales y mucha hierba ya seca. En ese momento no había en dónde escribir pero esa fue la historia que construí cuando escuchaba esa canción.

Es cuestión de darle play, usa tus audífonos, en el oído izquierdo comienza una guitarra acústica, a los pocos segundos entra una trompeta y en seguida (en el izquierdo de nuevo) las percusiones que desconozco con qué instrumento se logren, seguido por la sincronía de guitarra y trompeta, dejando entrar a los complementos para lograr la melodía. Así podría seguir, inventando una historia con cada canción pero ahora sólo lo hago con aquella que me abrazó y me hizo sentir fuera de un autobús, esa noche.

"Nodding by The Fire", para quien guste del folk, trompetas, armónicas, guitarras acústicas, demás metales y percusiones suaves, para quien disfrute la música tranquila, de esa que te hace no pensar en nada más que sonreír cuando vas caminando, pues podría ser un buen ejemplar. Aunque su carrera como banda es relativamente nueva, creo que, como su nombre lo dice "cabecearán junto al fuego" tanto como ellos quieran.


Aqui el link para que los escuchen.


http://noddingbythefire.bandcamp.com/ 

24.10.11

Y espero poder lidiar con este sentir.

Moriría y mataría por que "Matroshka" de dredg fuera mía, pero no, para eso hay espíritus que andan por la vida disfrazados de personas, cuando en realidad son virtuosos de las letras y hacen la vida de muchos (no se imaginan) más pasadera.

Gracias, nunca terminaré de agradecer por la música.


Gracias a quién la difunde, a quién la inventa, a quien la admira, gracias a todos aquellos que logran que esta forma de vida, más que un arte, siga vigente y cada vez tome más fuerza, porque sé que no soy tan especial como para ser la única que siente, que llora, que eriza su piel cuando un sonido lo saca de quicio y no tanto por ser desagradable, sino porque es desesperante saberse tan pequeño y diminuto, tan soso y tan insgnificante; porque ante una nota, un acorde, una melodía, armonía de instrumentos que emanan ruidos hermosos, nosotros los que nos jactamos de ser sabihondos tanto de este como del otro lado de la barrera, no somos nada. Sin hacer alarde de las estadísticas, ¿a cuántos de nosotros nos ha "salvado" hablando de manera literal? ¿a cuántos nos ha sacado del hoyo negro en el que estamos inmersos? ¿a cuántos más nos ha librado de los baches emocionales a los que estamos acostumbrados a caer? ¿a cuántos más nos ha mostrado que hay esperanza? ¿cuántas veces nos ha demostrado que hay gente en nuestra situación o peores circunstancias y sanan con ella? ¿a cuántos más.....[inserte si quiere su historia personal]


Gente, ¡que viva el sonido! ¡y larga vida a quienes viven por y para ello! Por una dignificación del arte, que para mi, es el más bonito y porqué no, en mi vida ya es indispensable, preservemos, heredemos, inculquemos, eduquemos, fomentemos, enseñemos, ayudemos, insertemos la duda de qué o quién está tocando, de qué voz canta eso o aquello, sembremos la incertidumbre de quién es esa portada, de quién toca esa batería con tal fuerza, de quién logra que ese piano o xilófono suene celestial como bohemio, de porqué la guitarra siendo tan simple suele sacar cosas tan fuera de sí, de porqué una canción sin bajo no está completa, de porque todo a lo que le llaman "folk" es tan peculiar de cada región de donde se emite, mostremos a las nuevas generaciones que no todo está perdido, que hay más de lo que la televisión de paga nos ofrece, de lo que la triste y decadente radio nos sintoniza, gritemos que hay más de lo que se puede conocer y es tan grande como el infinito, hago la acotación de que estoy hablando en sentido figurado, vienen niños ya preguntando, vienen no tan niños también cuestionando; y a las personas que han pasado por esto, no queda más que mostrarles que hay otro mundo del cual se están privando y sería una injusticia que aprisionaran el alma en lo mismo, exploremos, utilicemos las armas que nuestro tiempo nos ha dado, no todo son redes sociales, hay mil y un sonidos esperando por ser descubiertos, démosles la oportunidad, como la música nos la dio a nosotros al permitir que, no sé que fuerzas confabularan para que, finalmente cada uno se encontrara en el punto exacto, en el momento, tiempo y espacio para que cada quien, sin tener una idea, alguna vez escucho una bocina sonar algo agradable y de ahí se convirtieron en, disculpe la analogía, ya fisiológico, necesario, indispensable, en algo que ahora nos mueve y ya son parte de nuestra vida.



Tal vez me excedí, pero la música merece todos los posts, blogs, notas y pensamientos del mundo, ha sido tan buena que no podemos dejarla atrás. Agradezcámosle, y si al menos una persona lee esto, se siente identificado y comienza a aplicar alguno de los verbos que ya mencioné, entonces habrá valido la pena quedar como la marica que siente un amor sobrenatural por Sarasuáti o la Deidad de su preferencia.

Olvidé decirlo, el día en que Sandra, y es lo único que deseo nunca suceda, pierda el sentido del oído, ese día me despediré de la forma más bonita que nunca se hayan imaginado.


Gracias Light Switch, me
enteré que fué para ti, y no lo culpo en absoluto.

No puede ser reseña una experiencia.



Según datos, éramos aproximadamente 85 mil asistentes, 85 mil almas al son de un estribillo, haciendo coros a la par de los mismos protagonistas, 85 mil personas que para la que escribe no existieron porque en ese momento era sólo ella, eran sus 8 años de espera,  eran sus “N” cantidad de horas invertidas en desglosar cada canción, cada una era escuchada según los instrumentos que incluyera, la voz merecía más de 8 repeticiones para reconocer el tono, color, tesitura y cosas rimbombantes en términos musicales a los que es ajena, era el motivo por el que comenzó a obsesionarse con el desarme de las melodías, una vez para la guitarra, otra para el bajo, otra para la segunda guitarra, otra para las percusiones, y así hasta entender cada sonido; era a sus 20 años, el descubrimiento de un mundo musical por sí misma, sin influencia de nadie, sin recomendación de alguien, el azar fue lo que la hizo alguna vez encontrarse con algo completamente distinto a lo que estaba acostumbrada, sí, Napster tuvo mucha culpa de ello.

Después de 8 horas de viaje, 2 horas de buscar comida y otra más para ponerse de acuerdo entramos, ahí la emoción todavía no la poseía, sólo se dejaba llevar por el ruido que ya estaba emergiendo de los 4 escenarios, había una programación pero también tanto qué escoger que nunca se respetó; sin comer porque el hambre era nula, sin beber alcohol porque tenía que estar en sus 5 sentidos, sin perderse de con quien estaba, sin idea de lo que iba a pasar. En su caso las expectativas eran inexistentes, no las había imaginado siquiera, era mucha responsabilidad tanto para quienes han marcado su vida como para ella misma, no pensaba ponerles tal peso encima.

Alrededor de las 8:30 pm comenzó el ajetreo, de entre la oscuridad se encendieron las luces del escenario, la emoción era tanta que comenzó un dolor abdominal de lo más ridículo al cual le hizo caso omiso, después la taquicardia y las ganas de vomitar, siempre fue rara hasta en su forma de expresar emoción, esa era la más grande que haya tenido, incluso más que el día de su titulación, mucho más. Sabía que comenzaría con una canción del tercero pero al momento de la primera nota, su modo autista se activó y no supo qué canción era la que sus oídos escuchaban, tuvieron que pasar algunos minutos para que recobrara el conocimiento, en efecto, estaba desmayada despierta, consciente pero cegada, no podía reconocer otra voz que no fuera la de ella, sus amigos le hablaban pero sabían que debían respetar y decidieron callar y dejarla disfrutar su momento.

Nunca sabré si lo que hizo erizar mi piel fue escuchar su voz, la sutileza del bajo, el scratch’ excesivo de la mezcladora, lo estridente de las percusiones o la potencia de la guitarra según la canción, quizá fue todo en conjunto, quizá fue el entender que no era yo la única que sentía así la música y que, en un momento de lucidez, caí en cuenta que eran miles de personas quienes coreaban “Glory box” al unísono, misma canción que yo había cantado tantas veces sola en mi habitación, quizá fue el cielo estrellado que pocas veces había dejado que yo lo viera en el Distrito Federal, quizá fue pensar que no soy la única “loca” que quiere llorar cuando reproduce el “Dummy” o siente escalofríos cuando le da play al “Third”, quizá nada más quiero pensar que era un regalo que no sólo yo, sino muchos ya nos merecíamos, tengo casi 28 años, 8 de ellos esperando por ese día.

Según el pronóstico del tiempo sería un clima nublado y posiblemente con lluvia, pasó todo lo contrario, no tengo idea de la temperatura a la que estuvimos pero el sol era nuestro verdugo, aún así valió la pena la insolación que varios días después sigo sufriendo, ni las ampollas en la garganta, la fiebre, el ardor de piel por tanta exposición, la afonía vocal, ni la nariz que sigue sangrando todos los días podrían hacer que me arrepintiera del 15 de octubre del 2011, hasta el momento, uno de los mejores días de mi vida, sin discusión alguna. El clima no estuvo de nuestro lado, pues el astro rey en verdad estaba castigante, pero la música sí. Gracias a lo que sea que me hizo ser parte de esos miles de oyentes. Uno de los tantos que fuimos testigos de “Wandering Star” a una guitarra.

Al hacer el recuento, resulta casi mágico descubrir que hay personas que disfrutan tanto como uno mismo la sincronización de sonidos, 85 mil entes en un mismo lugar, todos congregados con un mismo fin, “The blackness of darkness forever”.

Feel the force.


Viernes 14 de octubre 2011, 7 pm.

Tenía 17 años cuando lo conocí, éramos el experimento de una universidad de nueva inserción en la ciudad, él era costeño, yo de la capital y todos nuestros compañeros, a excepción de 4 en mi grupo, eran de otros municipios. Queríamos comernos el mundo, él se lo comió antes que yo, de tan pocos bocados que ahora yo no sé qué tanta vida me queda y mientras, éste se me adelantó no sé cuánto tiempo.

Siempre fue el primero en todo, en todo lo no tan loable si se trataba de la opinión de los padres, el primero en organizar un campamento, un "viaje de prácticas", una excursión a Real de Catorce para comer peyote, el primero en la clase de Mercadotecnia porque su ingenio era mucho y para esa materia y otras que incluyeran poquito grado de creatividad, siempre resaltaba de entre los demás. En aquel entonces había algo que nos hizo empatar desde que nos presentaron, creo que era la compatibilidad de caracteres lo que nos hacía afines, sin mencionar el amor desmedido por la música, él era toda una novedad en mi condado pues venía de una ciudad más grande y a donde quiera que fuese, solía llamar la atención, comenzó a organizar fiestas electrónicas donde el “psycho” y el “progressive trance” era lo que nos alimentaba, él tenía novia y era amigo de el tipo con el que yo salía también, por eso nunca siquiera intentamos nada. Egresamos de nuestras generación y cada quien tomó su rumbo, seguimos en contacto por cualquier tipo de medios a excepción del físico, él nunca pudo establecerse, era un alma libre y si no estaba en el mar, estaba en las sierra o en una gran metrópoli, siempre volvía, tenía una cantidad inmensa de amistades que siempre estábamos para cuando venía, no pasaba seguido y debíamos aprovechar su estancia.

Se supone que maduramos, mental y musicalmente, nuestras vertientes electrónicas tomaron otro rumbo, ¿recuerdas? 4 o 5 años después tú seguiste mezclando y te hiciste de un renombre como DJ en algunas partes, yo seguí siendo la misma obsesiva con el beat pero me encaminé por otro tipo de fusiones. Un día estábamos sentados, escuchábamos un combo de Portishead, Massive Attack, Faithless, Tricky y sus contemporáneos, tú fumabas hierba, a mi no me gustaba pero era alucinante ver el nivel de entendimiento que teníamos en cuanto a música se refería, decías que yo no necesitaba ningún tipo de alucinógeno para sentir por encima de la piel, por dentro, por todas partes. Comenzó el “Dummy” y nos quedamos viendo al techo solamente, sin hablar, era difícil que yo pudiera quedarme callada "Ay mi Sandrita, a veces hablas mucho y no dices nada, calma tu energía"; entonces yo me sentía algo estúpida pero sabía que tenías razón, seguíamos enfocados hacia arriba, pasando track por track, "- Imagíntae güey, escucharlos en vivo... - No maaaa.... ha de ser otro trip, yo no me metería nada".

Hace un año vivías en Panamá y yo iría a visitarte para septiembre, por cosas chuscas' de la vida no se concretó mi viaje y sólo quedamos en frases telefónicas, después fueron mensajes en redes sociales, mensajes de texto y de vez en cuando una llamada a tu casa, te perdí la pista aproximadamente hace 6 meses. Te perdieron la pista aproximadamente hace 3. Te encontraron hace 3 días, desconozco y pretendo mantenerme así, de cómo fue.


6 años después se le ocurre venir a Portishead a México, misma cantidad de años que se te ocurre dejar este plano. Dentro de algunas 26 o 27 horas, según sea la logística, estaré escuchando la banda que oíamos aquel día de mayo donde dijiste que no necesitaba drogas para alterar mis sentidos, donde dijiste también que yo había nacido con esa virtud o defecto, depende de la perspectiva. Hubiera sido ideal habernos encontrado mañana, a más de un año de no vernos, te hubiera abrazado más tiempo la última vez que te ví, hubiera fumado del porro que me ofrecías, hubiera hecho tantas cosas pero ¿quién sabría?, como lo he dicho, el hubiera no existe más que en la gramática.

Nunca tuvo miedo de hablar, ni de probar, ni de sentir, espero así haya sido hasta su último aliento. 

Hasta siempre, "Feel the force", su lema de vida ha sido perpetuado.

Esperaré a que suene "humming", cierres los ojos y ondules tu cabeza como en un viaje, el más largo de tu vida.

Miércoles 19 de octubre, 2011.

"Estoy segura que lo disfrutaste incluso más que yo, no sonó Humming', quizá algo convergió para que no se escuchara o de lo contrario podría llorar demasiado, pero sonó The rip, hasta siempre"

Sábado 22 de octubre

 Nunca viste de mejor lugar a Goa Gil, Feel the force, más que nunca.
Más importante que llamarse Ernesto, es elegir la banda sonora de tu vida.