26.1.20

Reborujada

¿Sabes? A veces despierto con el alma reborujada. 

La palabra "reborujar" podría aludir a algo revuelto/enmarañado/confundido y debe de haber muchos más significados pero es como yo la uso. Es como así aprendí.

A veces nada más me despierta la idea de que en la noche voy a morir y me levanto a girar la llave para que esté abierta la puerta y sólo tengan que romper un vidrio cuando entren por mi cuerpo. 

También hay días en que, a media noche, me pongo a llorar porque empiezo a pensar en que cosas pequeñas', como el no saber conducir, harán que no llegue al hospital a tiempo cuando mi papá se ponga mal y morirá por mi culpa. Él está sano. 

Pero lo pienso. Y me reboruja el centro. Y me descontrola el pulso y la voluntad para manejar mi mandíbula y mis manos torpes. Y me hace hiperventilar porque no sé cómo desenredar mi reboruje para volver a sentirme tranquila.

Hace un tiempo estaba segura y abierta de hablar sobre lo que pasa, pero entonces leo/veo que la mayoría de la gente es muy estable y controlada y he llegado a un punto en donde creo que las redes sociales -o que el tema esté sobre la mesa- me están haciendo flaquear, e incluso hacer que me dé vergüenza ser así de débil y no ser como ellos, los que son fuertes y tienen el control. 

Todo es bueno casi siempre, pero hay días así, en que despierto con miedo y ruido blanco sin saber por qué, con el alma reborujada y sin saber de dónde empezar para poder desenredar. Y desayuno un cuartito de clonazepam nada más para pelear a ese gusano que traigo en mi centro, no siempre funciona como quisiera pero lo calma y eso, al menos para mí, es mejor que nada.

Entonces leo que hay gente que dice que lo que siento no es real, que es mental o que es mi culpa. Que no necesito medicamento; que el ejercicio lo puede todo; que el amor; que pensar positivo. En serio lo intenté todo pero no funcionó. Según muchos, cada quien debe poder solo y sin asistirse de nada porque si ellos pueden, ¿Por qué los demás no? Es porque somos débiles. Blandengues. Nos hizo falta mano dura.

Hay quien se burla de la gente que habla abiertamente de sus cuestiones mentales y los tachan de presuntuosos. No dudo que haya quien quiera sólo atención, pero me parece hermoso que cada vez más personas se abran y compartan que están atendiéndose. Pero hay molestos también por eso y no lo entiendo. 

Pero yo ya nunca entiendo nada, porque aunque desde hace tiempo me siento bien -demasiado, diría yo-, hay días en que abro los ojos y lo único que puedo hacer es vomitar para ver si así puedo sentir que me vacío; huelo mi pedazo de jabón que traigo en el bolso y las respiraciones entrecortadas empiezan a hacerse más profundas; me doy masajes en las manos (ya no lloro casi, no puedo) y, claro que sí, empiezo a rezar lo mismo mientras se pasa. 

Vivir con el alma reborujada es muy cansado, pero sigo buscando la hebra para empezar a deshacer los nudos. 
Más importante que llamarse Ernesto, es elegir la banda sonora de tu vida.