28.4.13

Sin juicios.

Entonces uno de esos espíritus de vidas pasadas se poseyó de mí y me vi cantando a lágrima suelta Where Did You Sleep Last Night versión Cobain. 

Sentía en el pecho un dolor que no era mío y la sal de la gota que iba cayendo no sabía a mi PH, era menos fuerte. Era un hombre triste y dolido por sabrá Dios qué tipo de engaño pero como buena o mala mitómana me dio pie para inventarme una historia. La más decadente y pesada de las tristezas la llevaba el hombre que estuvo en mí la madrugada del 28 de abril del 2013. Tanta era la melancolía que sentía aquel hombre que no chisté en hacer nada por negarme ¿qué me costaba prestarle mi entidad para que pudiera sacar un poco esa pesadumbre que llevaba a cuestas?

Ya estaba en casa pero seguí sintiéndome afligida, no había ninguna razón para ello pero así era. Me dejé llorar y dejé que él llorara a través de mí. Sollozábamos juntos y dejé que le doliera mi pecho y que sintiera escalofríos en mi piel. A veces me pesa más un desconsuelo ajeno, por lo mismo, porque no sé qué hay de trasfondo. No hablamos; no hablé, sólo pensaba en la necesidad del tipo que buscaba un cuerpo para alivianar una carga, un remordimiento, un arrepentimiento, un hubiera... 

Le puse música para que dejara de hiperventilar y llorara como cuando un borracho vagabundo está lúcido y por primera vez se da cuenta que no tiene o no sabe de dónde sacar opciones. Para que llorara sin recato, sin vergüenza, como si nadie fuese testigo. 




Llore, mi señor, que aquí los verdugos y los jueces están prohibidos.

Llore, mi señor, que alguna vez fuimos niños los dos y yo también necesité que me dejaran sentir a solas, sin cuestionar la gravísima o estúpida razón por la que me creía por debajo de los gusanos. 

Llore, mi señor, que puede que en esa otra vida de la que usted viene seamos conocidos.

Llore, mi señor, que quizá algún día yo iré a llorar hasta donde usted se encuentre.



"Days turn to sand, losing strenght in every hand, they can't hold you anymore..."

 Eran las 5:09 am, seguimos llorando pero ya estamos cansados. Ya casi dejamos ir eso que tanto le agobia. Ya casi. 

25.4.13

Ya.

I'm a little divided, do i stay or run away and leave it all behind? 


“¡Tantos de nosotros nos hemos convertido otra vez en niños! No es que lo hayamos buscado, ya me entiendes, ni que seamos conscientes de ello. Pero cuando la fe desaparece, cuando comprendes que ni siquiera te queda la esperanza de recuperar la esperanza, entonces tiendes a llenar los espacios vacíos con sueños, pequeñas fantasías y cuentos infantiles que te ayuden a sobrevivir.”


Ese día la vi pasar con su sonrisa completa y su mirada como todos los días, carente de algo, de todo diría yo. La señora Rosa camina ya por inercia, porque sabe que debe caminar, comer, dormir y levantarse al día siguiente porque su botón se rehúsa a volver a crecer de nuevo y ella se rehúsa a dejarlo morir: lo alimenta, lo asea, lo cuida, lo mantiene –literalmente- vivo.

Yo iba en el coche y ella caminaba por la acera del frente rumbo al jardín donde duerme su botón. A lo lejos hace el ademán de un saludo efusivo diciéndome adiós, yo le respondí con la misma emoción pero con doble cara; siempre me da gusto verla aunque termino llorando cuando lo hago. Ver a alguien que quiere hacerse pasar como otro alguien que está bien, cuando es del dominio público que es lo contrario, es algo de lo más triste que te hace sentir chingadamente' impotente.


Las historias largas empiezan por pequeños accidentes; los accidentes muchas veces suelen pasar por malos entendidos; los malos entendidos siempre son porque el ser humano es idiota por naturaleza y parece que la vida le dio boca sólo para vomitar veneno olvidando que puede salir un diálogo de ella.


Ya hace tiempo de aquel ‘accidente’. La señora Rosa debe estar cansada; se le nota en el semblante, en la mirada, hasta en la voz. Como si su cuerpo pidiera clemencia al dios en el que ella todavía cree para que esto termine pronto. Los que la queremos, a ella y a su botón, (aunque sea mal visto) muchas veces pedimos por lo mismo, seamos o no creyentes. Ni espinas tiene ya. Los tiempos en los que los caballeros la buscaban por su rozagante aspecto han pasado y al parecer es lo que menos le importa. Ella vive esperanzada a que un día su botón haga un movimiento, dé una señal o muestre un signo de que quiere seguir aquí; y mientras siga absorbiendo el agua que le dan, la señora Rosa seguirá sin mostrar indicios de rendirse.

A veces creo que si me falta esperanza, y creo no ser la única, debe ser porque ella se le ha llevado. Tómela, señora Rosa, al fin que yo no la aprovecho y espero su botón se decida a arraigarse o dejarse arrancar por alguna corriente de aire más fuerte que él llevándolo a donde tenga que estar. 


Y a los demás botones: todo va a estar bien, no lo digo yo; el tiempo sí.



It's times like these you learn to live again
It's times like these you give and give again
It's time like these you learn to love again
It's time like these, time and time again




Pd. Su nombre no es Rosa pero su botón sí existe y sigue sin querer abrirse de nuevo. 



Más importante que llamarse Ernesto, es elegir la banda sonora de tu vida.