16.9.19

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Yo quería escribir mis reflexiones sobre el 10 de septiembre pero anoche, no sé porqué, decidí quedarme viendo TV con mi perra que resultó en una velada de confesiones de 5 años después que me parecieron fáciles y hasta graciosas de decir y de leer/saber en ese momento, pero hoy -el día siguiente- desperté con una sensación de vacío nada más de pensar en los hubieras'. 

Quizá me habría evitado el dolor más grande de mi vida. 

Nunca lo sabremos, pero no era el momento. Estaba tan segura de unas cosas y tan insegura de otras que, como dice uno de mis exjefes "ante la duda, Sandra, es un no".

Hasta ayer me jactaba de sentirme tranquila y no querer nada más que no fuera eso: tranquilidad.

Pero luego desperté con las ideas hechas nudos porque ya no puedo dejar de pensar en mí en otros escenarios y me puse a llorar, como siempre, porque me doy cuenta que mi tranquilidad es de azúcar y que cualquiera que me plantee otros caminos que debí haber tomado en tiempo pasado me vuelve chiquita porque soy la reina de los escenarios inexistentes y en mi otra vida, en aquella donde me fui por otro lado, quizá soy muy feliz al lado de quien, en aquel momento, no me supe quedar. 

En fin... Es horrible seguir creciendo. Ahí para la otra. 
Más importante que llamarse Ernesto, es elegir la banda sonora de tu vida.