"Es todo una gran tragicomedia, demasiado triste para reír, demasiado irónico para llorar, estoy sólo rogándole a un Dios que no puedo creer que exista". (Sin Nada de Nada, Sinew)
Es verdad que necesito agua para beber, alimento para mantenerme y aire para respirar. Tan cierto como música para no podrirme, inspirarme, poder escribir y no morir ahogada en mi veneno.
Hay días raros, días nostálgicos y días que no sabes cómo archivar, esos que no tienen descripción porque son una mutación rara de cuatro mil sentimientos mientras tú, fuiste fabricado con un cerebro tan pequeño y con una visión tan reducida que no venía con una aplicación instalada para etiquetar días random, días normales, días negros, días plateados, días ignorados, días que no pasaron, días así.
Hoy es uno de esos, de cualquiera de los anteriores, la fecha es lo que menos importa, todo es números a final de cuentas, hasta el caos tiene un orden, dicen. Once del once, del once de los dos miles. Paradójicamente "once" en inglés se traduce al español como "una vez".
Once upon a time a child who wanted to eat the world....
Escribir duele, y quizá excedo el límite de lo personal esta vez pero si no duele, no sale. Hace poco me recomendaron ver una película, "The music never stopped", no recordaba cuánto me gustaban los Grateful Dead hasta que la vi. Sí, temo tocar fibras profundas y colocar navajas en alguna llaga pues no sé quién pueda leer esto, pero esta vez seré egoísta y pues, ya estoy en esto. Sólo el que escribe sabe lo que hay detrás, sólo el que lee y tiene conocimiento del texto tiene derecho a reclamar alguna letra, a escupir en mi cara por ventilar algo que quizá no debería; o quizá también a sentir como yo, a veces enojo, otras tristeza, añoranza, melancolía, nostalgia, o hacer un licuado con todos esos sentimientos para después provocarse el vómito esperando una purga de ello.
No sé si la música que haya escuchado cuando estaba conciente pueda ayudarle a recordar, a situarse, a sentir que sigue vivo o en el mejor de los casos a despertar, la musicoterapia nunca la hemos intentado, de hecho yo no he intentado mucho, soy la cobarde que no se atreve a verlo porque está en cama desde marzo del 2011, oro, a mi manera porque pase lo que tenga que pasar, pero pues como siempre, aquí nunca pasa nada.
No siempre la vida es como una película, aunque éstas nos llenen de esperanza, al momento en que desfilan los créditos, parpadeas y te das cuenta que tu vida no es esa película que estuviste viendo por una hora con veinte minutos. Mientras ves cintillas de los participantes de ese filme que te hizo creer que algo era posible, alguien más está sentado en una butaca viendo los créditos de la película de tu vida.
De cualquier manera, la música no debe parar, porque hasta en el momento de los créditos, hasta el último segundo, se escucha una melodía de fondo, quizá eso sea la banda sonora de tu "entonces".
"Había una vez un chico que quería comerse el mundo.....y ahora el mundo lo muerde a él".
Exijo mi esperanza de vuelta, o bien, el reembolso de las entradas, tu película no me está gustando,cada vez es más larga, lenta y pesada. No juegues así, ya no somos los niños que se perseguían en mi patio, ya tengo 28 casi y tu 22, dicen que debemos madurar, dejemos los juegos y empecemos una película nueva, aunque no tengamos idea del final. Estoy segura que será mejor que ésta.
Y a pesar de todo, esta noche sólo canto "gonna rise up, burning back holes in dark memories".
Para tí, para él, para ella y para ellos que nunca leerán estas líneas.
11-11-11, once, once, just once... Es lo que pido. Descansa.