2.11.14

Yo no le temo a la muerte.

Yo no le temo a la muerte.

Le temo a enojarme con alguien por una estupidez y no volver a verlo; a no volver a escuchar su voz; a no tocar su piel otra vez; a que ese alguien me olvide -más que yo a él-; a no poder oler de nuevo su perfume; a no probar de nuevo su sazón; a no poder sentir un abrazo suyo; a llorar por canciones que sabía que le gustaban; a los recuerdos que sólo quedan en mi memoria porque la suya ya no esté; a no tener más regaños; a no escuchar más su risa; a no reconocer su caminar; a no apretar su mano; a no verme de nuevo en sus ojos; a no poder llorar o reír juntos; a no preocuparme por él; a no recordar bien su rostro, sus cicatrices, sus lunares y sus imperfecciones; al olvido.

De ahí en más, yo no le temo a la muerte. Por mí que nos lleve a todos.
Más importante que llamarse Ernesto, es elegir la banda sonora de tu vida.