I'm a little divided, do i stay or run away and leave it all behind?
“¡Tantos de nosotros nos hemos convertido otra vez en niños!
No es que lo hayamos buscado, ya me entiendes, ni que seamos conscientes de
ello. Pero cuando la fe desaparece, cuando comprendes que ni siquiera te queda
la esperanza de recuperar la esperanza, entonces tiendes a llenar los espacios
vacíos con sueños, pequeñas fantasías y cuentos infantiles que te ayuden a
sobrevivir.”
Ese día la vi pasar con su sonrisa completa y su mirada como
todos los días, carente de algo, de todo diría yo. La señora Rosa camina ya por
inercia, porque sabe que debe caminar, comer, dormir y levantarse al día
siguiente porque su botón se rehúsa a volver a crecer de nuevo y ella se rehúsa
a dejarlo morir: lo alimenta, lo asea, lo cuida, lo mantiene –literalmente-
vivo.
Yo iba en el coche y ella caminaba por la acera del frente rumbo
al jardín donde duerme su botón. A lo lejos hace el ademán de un saludo efusivo
diciéndome adiós, yo le respondí con la misma emoción pero con doble cara;
siempre me da gusto verla aunque termino llorando cuando lo hago. Ver a alguien
que quiere hacerse pasar como otro alguien que está bien, cuando es del dominio
público que es lo contrario, es algo de lo más triste que te hace sentir
chingadamente' impotente.
Las historias largas
empiezan por pequeños accidentes; los accidentes muchas veces suelen pasar por
malos entendidos; los malos entendidos siempre son porque el ser humano es
idiota por naturaleza y parece que la vida le dio boca sólo para
vomitar veneno olvidando que puede salir un diálogo de ella.
Ya hace tiempo de aquel ‘accidente’. La señora Rosa debe
estar cansada; se le nota en el semblante, en la mirada, hasta en la voz. Como si
su cuerpo pidiera clemencia al dios en el que ella todavía cree para que esto
termine pronto. Los que la queremos, a ella y a su botón, (aunque sea mal visto)
muchas veces pedimos por lo mismo, seamos o no creyentes. Ni espinas tiene ya. Los
tiempos en los que los caballeros la buscaban por su rozagante aspecto han
pasado y al parecer es lo que menos le importa. Ella vive esperanzada a que un
día su botón haga un movimiento, dé una señal o muestre un signo de que quiere
seguir aquí; y mientras siga absorbiendo el agua que le dan, la señora Rosa seguirá sin mostrar indicios de rendirse.
A veces creo que si me falta esperanza, y creo no ser la
única, debe ser porque ella se le ha llevado. Tómela, señora Rosa, al fin
que yo no la aprovecho y espero su botón se decida a arraigarse o dejarse
arrancar por alguna corriente de aire más fuerte que él llevándolo a donde
tenga que estar.
Y a los demás botones: todo va a estar bien, no lo digo yo; el tiempo sí.
It's times like these you learn to live again
It's times like these you give and give again
It's time like these you learn to love again
It's time like these, time and time again
Pd. Su nombre no es Rosa pero su botón sí existe y sigue sin querer abrirse de nuevo.