25.4.13

Ya.

I'm a little divided, do i stay or run away and leave it all behind? 


“¡Tantos de nosotros nos hemos convertido otra vez en niños! No es que lo hayamos buscado, ya me entiendes, ni que seamos conscientes de ello. Pero cuando la fe desaparece, cuando comprendes que ni siquiera te queda la esperanza de recuperar la esperanza, entonces tiendes a llenar los espacios vacíos con sueños, pequeñas fantasías y cuentos infantiles que te ayuden a sobrevivir.”


Ese día la vi pasar con su sonrisa completa y su mirada como todos los días, carente de algo, de todo diría yo. La señora Rosa camina ya por inercia, porque sabe que debe caminar, comer, dormir y levantarse al día siguiente porque su botón se rehúsa a volver a crecer de nuevo y ella se rehúsa a dejarlo morir: lo alimenta, lo asea, lo cuida, lo mantiene –literalmente- vivo.

Yo iba en el coche y ella caminaba por la acera del frente rumbo al jardín donde duerme su botón. A lo lejos hace el ademán de un saludo efusivo diciéndome adiós, yo le respondí con la misma emoción pero con doble cara; siempre me da gusto verla aunque termino llorando cuando lo hago. Ver a alguien que quiere hacerse pasar como otro alguien que está bien, cuando es del dominio público que es lo contrario, es algo de lo más triste que te hace sentir chingadamente' impotente.


Las historias largas empiezan por pequeños accidentes; los accidentes muchas veces suelen pasar por malos entendidos; los malos entendidos siempre son porque el ser humano es idiota por naturaleza y parece que la vida le dio boca sólo para vomitar veneno olvidando que puede salir un diálogo de ella.


Ya hace tiempo de aquel ‘accidente’. La señora Rosa debe estar cansada; se le nota en el semblante, en la mirada, hasta en la voz. Como si su cuerpo pidiera clemencia al dios en el que ella todavía cree para que esto termine pronto. Los que la queremos, a ella y a su botón, (aunque sea mal visto) muchas veces pedimos por lo mismo, seamos o no creyentes. Ni espinas tiene ya. Los tiempos en los que los caballeros la buscaban por su rozagante aspecto han pasado y al parecer es lo que menos le importa. Ella vive esperanzada a que un día su botón haga un movimiento, dé una señal o muestre un signo de que quiere seguir aquí; y mientras siga absorbiendo el agua que le dan, la señora Rosa seguirá sin mostrar indicios de rendirse.

A veces creo que si me falta esperanza, y creo no ser la única, debe ser porque ella se le ha llevado. Tómela, señora Rosa, al fin que yo no la aprovecho y espero su botón se decida a arraigarse o dejarse arrancar por alguna corriente de aire más fuerte que él llevándolo a donde tenga que estar. 


Y a los demás botones: todo va a estar bien, no lo digo yo; el tiempo sí.



It's times like these you learn to live again
It's times like these you give and give again
It's time like these you learn to love again
It's time like these, time and time again




Pd. Su nombre no es Rosa pero su botón sí existe y sigue sin querer abrirse de nuevo. 



Más importante que llamarse Ernesto, es elegir la banda sonora de tu vida.