4.12.12

Sólo siente.



Y cuando se dio cuenta, su noche se había convertido en un festival de colores, no precisamente los más alegres, pero dentro de su gama, muy expresivos.

En un principio, la intención era hacer la letra de una canción que alguien le había pedido pero terminó sacando más que eso de ella. No podía ocultar su esencia; sus tonalidades iban del negro al gris hasta llegar al azul. Todos tan sombríos como lo estaba ella en ese momento. Dieron las 4 de la mañana y había pasado una, dos, tres horas mientras no lograba ver claro. De verdad le era difícil pensar cuando lo sentía como una orden.

Intentando escarbar en sus recuerdos para ver si lograba obtener cualquier cosa, finalmente pudo explicar algo de lo que la angustiaba desde días atrás. De esas angustias que son infundadas y no encuentras su raíz por más repasos que hagas. Había llegado a la tan frecuente y nada gloriosa “sensación fetal”.

En fetal con los ojos abiertos pero siempre lagrimando y con el corazón golpeándole como si tuviera puños, como si se hubiera puesto guantes, el muy desgraciado, y fuera el pecho aquella pared que quería derrumbar. Es ese malestar de sentirse más pequeña y ahí adentro hubiera “ella” dentro de sí misma en igual posición y con el mismo miedo. Entonces se mete más adentro y dentro del feto, visto en toma aérea, hubiera otro y otro y otro, cada uno superando el temor del anterior. Ahí es donde empieza a rasguñar su cara, la de la posición fetal principal, donde siente la desesperación más grande y empieza a golpear como alguien que es enterrado vivo dentro de su caja y quiere salir de ella misma. Después nota que está en un loop que no termina, que el feto es infinito y que no va a salir de ahí. Cierra los ojos y se ve en cada cigoto; y el que sigue y el que sigue, entonces se hunde, la cama es inmensa, se pierde como un barco en medio del mar esperando a ser rescatado. Rezar no sirve, ya lo comprobó.

En esos momentos deja de vivir; ni duerme, ni piensa, ni respira, sólo siente.


“A monkey’s built a house on your back, you can’t anyone to come in the sack”

Más importante que llamarse Ernesto, es elegir la banda sonora de tu vida.